Caroline Alexander
Cuando leo estas novelas basadas en
hechos reales a veces me tengo que parar un momento a pensar y darme
cuenta de que lo que se narra ha sucedido realmente, y que los
personajes que pululan por las páginas no son invenciones del escritor,
sino personas de carne y hueso con nombres y apellidos propios, que
vivieron en sus propias carnes eso que yo estoy leyendo cómodamente
sentada en mi sillón. Atrapados en el hielo de Caroline Alexander cuenta con la ventaja de estar plagada de fotografías auténticas de
la gesta que nos narra, y se pueden contemplar los rostros
inescrutables de esos hombres que tanto sufrieron por la consecución de
un sueño. Eso hace que la lectura sea realmente estimulante, permitiendo
que esos aguerridos lobos de mar tomen sus rasgos verdaderos mientras
la historia y los desastres vividos se desarrollan.
La aventura que se nos cuenta es una de
las últimas grandes aventuras emprendidas por el hombre en un entorno
hostil y prácticamente desconocido como eran los continentes helados a
principios del siglo XX, en el que tras la conquista del Polo Sur por el noruego Amundsen
y la derrota del británico Scott en dicho objetivo, se presentaban como
los últimos reductos de las grandes gestas a las que podría aspirar el
hombre moderno. En ese contexto de derrota de los ingleses en la
conquista del Polo Sur, el explorador Ernest Shackleton se propuso cruzar a pie el continente antártico.
El desarrollo de la aventura se nos
presenta como una lucha constante del hombre contra la naturaleza en un
entorno no hostil, sino convertido en un verdadero infierno para
aquellos hombres preparados para lo peor, pero cuya resistencia se puso a
prueba en los veintidós meses que duró su estancia en los hielos. La
aventura inicial no pudo realizarse al quedar el Endurance atrapado en
el hielo y verse los hombres obligados a sobrevivir en condiciones
infrahumanas durante interminables meses, sometidos a temperaturas de
más de veinte grados bajo cero en los días de buen tiempo, con el riesgo
constante de morir ahogados al abrirse el témpano en el que se vieron
obligados a acampar, azotados por vientos de más de 130 km/hora
interminables, y con su cuerpo cubierto de llagas debido al continuo
contacto de la ropa congelada por la nieve y el hielo.
La valentía de aquellos hombres ante las
continuas adversidades a las que tuvieron que hacer frente en su
aventura, son un ejemplo de la resistencia del ser humano y su lucha
infatigable por la supervivencia. Pero lo que realmente cuenta este
libro es que la verdadera fuerza de todo ser humano no se reduce
únicamente a su capacidad física, sino que dicho preciado valor reside
en la continua confianza en las posibilidades de uno mismo y de los
demás, en no perder la esperanza, en confiar en el grupo, en ser
optimista, en permanecer unidos aún en las condiciones más adversas, en
mantener la moral alta aunque la realidad nos sugiera que estamos locos
por esperar algo mejor. Y todas estas enseñanzas se pueden aplicar tanto
a aquellos hombres que quedaron atrapados en el hielo, como a nuestra
cómoda vida de lectores de sofá.
Una lectura realmente estimulante que gana con las maravillosas fotografías que le acompañan.
http://blog.metropolislibros.com
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