6 abr 2009

II Carrera del Asturcón

Martín Álvarez sabe subir y también bajar.

Las carreras de montaña se ganan bajando, repiten quienes se atreven con en este tipo de pruebas. El langreano Martín Álvarez (Piloña) matizó ayer tal afirmación en la II Carrera de El Asturcón, con punto de salida y meta en el centro hípico ecuestre ovetense, 1.400 metros de desnivel acumulado y sobre 27 kilómetros de distancia. Martín hizo las diferencias en los tramos iniciales de subida y luego supo administrar sus fuerzas para anotarse la victoria ante un especialista puro y duro como Santi Obaya (Helly Hansen Avientu).
Ayer era un día interesante para dar más pábulo al debate de si es posible que un corredor de cross o asfalto puede ganar a un especialista en carreras de montaña; debate en el ámbito masculino porque en categoría femenina no lo hay. Eva Braña aúna ambas características: viene del mundo de la montaña y saltó al asfalto, donde se defiende bien. La de Llanera volvió a dar una lección ayer ante unas rivales (Silvia García o Mónica Soto) que no la inquietaron. La respuesta al dilema anterior es obvia: el corredor puro ganará al «montañero» siempre y cuando la carrera sea poco técnica; es decir: mucha pista, la roca en su justa medida y ésta cuanto más seca, mejor. No era el caso al cien por ciento en la carrera de El Asturcón, que se modificó en el sentido de darle un mayor peso a la montaña y al orpín que mojó el tramo de rocas presente en la falda del Naranco y que no le bastó al gijonés Obaya para dar la razón a quienes le etiquetan como el más temido rival cuando el camino se empina hacia abajo. Un bajador nato, como su compañero del Helly Hansen Avelino Mejido, o el gallego Fernando Arca, segundo en el Sil y tercero ayer en el podio de la carrera que organiza el club Oxígeno, devoraron a un especialista en las carreras de asfalto como Gonzalo Álvarez Toledo, que, tras coronar segundo la cima del Naranco, hubo de claudicar ante el empuje de los especialistas. «Era mi primera experiencia en este tipo de carreras y tengo ahí la maratón de Vitoria. Preferí no arriesgar», dijo tras cruzar la meta.
Martín, calzado con zapatillas de asfalto y no de montaña, que disponen de una suela con más dibujo y mayor agarre que las de carretera, apostaba por aquello de quien da primero da dos veces y lanzaba un ataque madrugador y definitivo en el kilómetro 2, en un tramo de pista forestal. Un tirón que le iba a servir al langreano para ir paulatinamente marcando diferencias en la cabeza. Tras coronar el Naranco, a Martín sólo le quedaba el descenso preñado de toboganes para lograr el triunfo. Sabía subir y bajar. Y ganó.
La Nueva España

A posteriori:17:00 hrs
Clasificación de la Carrera aquí

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