19 abr 2010

Les Meloneres

Bajo la sombra de la siempre imponente Peña Mea se situa un pueblecito de los de antes, de casas bajas, muchas de piedra y todas respetando esa arquitectura tradicional que escapa de las alturas y de los artificios horteriles: Tolivia.
La Asociación cultural El Cascayu organiza esta carrera para deleite de los aficionados a las carreras de montaña y a las juergas de cerveza y espicha.
Reunidos un buen número de corredores a eso de las 11:00 de la mañana, con la última campanada de la iglesia comienza la carrera. Discurre por buen piso, caleyas de montaña que salvo por las pendientes se pueden correr muy cómodamente. Poco barro, gracias a las casi inexistentes lluvias en días anteriores, buena temperatura y en general buen momento para correr.
La primera parte de la carrera transcurre hacia el sur de la carretera general y el río Villoria en la zona llamada, precisamente Les Meloneres. Zona muy arbolada, con algo de humedad sobre todo en la parte baja, tras una subida de unos 2 kilómetros descendemos por una pista de hormigón de reciente construción hacia Tolivia.
Cruzamos el pueblo y ya nos metemos en la segunda parte de la competición, más larga y exigente, que transcurre al  norte sobre pequeños senderos que nos suben sin descanso, primero por prados y luego por pistas a la parte más alta de la carrera.
Camperas, cabañas y una vista excepcional sobre el valle y Peña Mea, nos acompaña en todo el trayecto. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, llegamos a la cota más alta de la carrera donde hay un avituallamiento.
Ahora toca descender. Hay que tener cuidado con el piso y la velocidad. Algún charco, piedras sueltas, curvas de 300º, un resbalón puede provocar un disgusto.
Casi abajo, nos desvíamos de la pista y entramos de nuevo por caminos muy estrechos, a media ladera y entre castaños, tojos y brezales. Un sube baja que a estas alturas castiga las piernas y después de una pista de hormigón de pendiente infinita, caracoleamos por Tolivia y llegamos al final a la meta.
Isotónica, frutos secos, chocolate, fruta a la llegada  además de los aplausos de los allí presentes.
Quien no conozca esta carrera se pierde además de una bonita carrera, no demasiado exigente, la esencia de lo que debían se los pueblos de antaño. Los lugareños se vuelcan con la carrera, animan y ayudan en las tareas de organización.

La duchas para los hombres están en un almacén de vinos en los bajos de una casa, entre botellas y maquinaria de embotellar, mientras que las chicas se reparten por las casas de pueblo.
Los premios, fabadas, jamones y quesos.
Los ganadores, pues casi los de siempre: Martín Álvarez Espinar, Santi Obaya y Jorge Rivero en chicos. En chicas Eva Braña, Silvia García Castro y Nerea Blasco Badiola.
Tras la entrega de premios y varias botellucas de Mahou a ¡¡ 1€ !! ( A MI SE ME CAÍAN LAS LÁGRIMAS...), da comienzo la espicha, donde además de los corredores están invitadas las familias de los mismos: Tortilla, fiambres, empanadas, huevos cocidos, chorizo.... Y después sorteo de chalecos, calcetines y un fin de semana en una casa rural.
¿Quíe da más por menos?
La ruta en la wiki:

Fotos:


Se pueden ver todas aquí
Las fotos de Pablín acá

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