6 oct 2010

Tendón de Aquiles

Muy cerca de la tibia -pero por detrás- se encuentra el famoso tendón de Aquiles, el cual se encuentra en la parte posterior de la pierna, llegando hasta la parte posterior del pie, y que también es bastante propenso a sufrir molestias de mediana y gran intensidad.
Según algunos estudios, una de las nuevas causas que se atribuyen al aumento de esta patología a nivel mundial, es la aparición de un calzado deportivo, en cuyo diseño se ha privilegiado el logro de un mayor rendimiento, sobre la protección y seguridad de quienes lo usan.
Otras de las causas más típicas de lesiones en el tendón de Aquiles, son:
- Entrenamientos inadecuados o realizados en superficies duras.
- Trabajo muy exigente y exceso de extensión del tendón.
- Falta de continuidad en la práctica de deporte.
- Golpe en el tendón.
- La presión directa sobre el tendón, si se utiliza calzado rígido demasiado apretado.
- Correr por pendientes pronunciadas estiran continuamente el tendón, forzando sus límites de elasticidad.
Diversas y variadas son las patologías que puede sufrir este tendón. Entre ellas, las más comunes son: tendinitis (inflamación del tendón), tendinosis (degeneración del tendón) y bursitis (inflamación de las bursas -bolsas llenas de líquido que se encuentran entre los huesos y el tendón, ayudando a éste a deslizarse con mayor facilidad).
El principal síntoma de este tipo de lesiones es el dolor, el cual -dependiendo de la gravedad- puede ser más o menos intenso. Éste se presenta a primera hora de la mañana y desaparece gradualmente a medida que la persona empieza a caminar. Si no se toman los resguardos pertinentes y se mantiene la actividad física normal, la molestia regresará con mayor intensidad, llegando incluso a ser permanente.
Otros síntomas son:
- Dificultad para caminar.
- Dolor repentino.
- Imposibilidad de estirar el pie hacia delante o hacia atrás.
- Dificultad para apoyarse sobre los dedos de los pies.
Método de prevención:
- Realizar un calentamiento de estiramientos y un suave trote antes de comenzar el entrenamiento.
- Buscar una zapatilla que se adecue a las características propias de cada runner, privilegiando la comodidad y cuidado del pie.
- Realizar actividad física de manera constante e incrementando la exigencia de manera paulatina.
*TIPS: CUANDO SIENTAS ALGUNA DE LAS MOLESTIAS ANTERIORMENTE DESCRITAS, TE RECOMENDAMOS INMOVILIZAR TEMPORALMENTE LA ARTICULACIÓN Y MANTENER LA PIERNA EN ALTO PARA REDUCIR LA INFLAMACIÓN. DE ESTA MANERA, PODRÁS PONER UN ALTO A LA LESIÓN Y EVITAR QUE EMPEORE.
Fuente: efisioterapia.net

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