Expedición británica por la cara sur
Con la ascensión del último 'ochomil' virgen en 1964 -el Shisha Pangma- la historia de la conquista de las 14 cimas más altas del planeta cierra su primer capítulo. ¿Por dónde comenzar el segundo? El británico Chris Bonington, uno de los escaladores más destacados de la época, lo tenía claro: por las vías más difíciles. Y si se hablaba de dificultad, inevitablemente había que mirar a la cara sur del Annapurna, casi 3.500 metros de pared de hielo y roca.
Ocho británicos y un estadounidense, el equipo más fuerte jamás preparado para el Himalaya, se plantaron en la base de la par

A finales de mayo Dougal Haston y Don Whillans se situaron en el campo VI, a 7.300 m. Era la cordada de cumbre. El plan era instalar otro campo 300 metros más alto, pero el equipo estaba agotado, apenas llegaba comida y material a los campos más altos y el tiempo era cada vez peor. O ahora o nunca. El 27 de mayo salieron hacia la cumbre. Primero por un tramo de cuerdas fijas, las últimas de los 4.500 metros instalados, pero se acabaron pronto. Abandonaron todo el material no imprescindible y siguieron escalando entre la niebla, hasta la arista cimera. Un breve paseo, en comparación de lo que acababan de ascender, les llevó hasta la cumbre.
Pero una vez más, el Annapurna se iba a cobrar su tributo. Durante el descenso, ya en los campos bajos, un serac aplastaba a Ian Clough, compañero de cordada y amigo personal de Bonington, lo que impidió a la expedición celebrar el éxito. Sin embargo, el salto cualitativo en la conquista de los 'ochomiles' ya estaba dado. A partir de ahora, se valoraría más la dificultad de la ruta a seguir que el hecho mismo de hacer cumbre.
Fernando J.Pérez
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