8 abr 2010

Corredores de Mundo

Artículo aparecido en el diario El Comercio hoy.

De izquierda a derecha, Javier Copete, Juanchi, Jandro, Iván Ordiales, Eva Sánchez, Gelu, Santi Obaya, Esteban, Samuel Obaya y Juan Fuego, con las pequeñas Eni y Noa. :: JOAQUÍN BILBAO

Los atletas del Helly Hansen Avientu competirán este año en el Sáhara, el Himalaya y los Alpes, entre otros destinos

Compiten en una especialidad fronteriza (con un pie en el atletismo y otro en el montañismo) y algunos de ellos tienen el hábito de saltar fronteras para competir. Groenlandia, el Sáhara Occidental, los Alpes, Japón y el Himalaya son cinco de los destinos extremos y exigentes que han escogido para correr entre el año anterior y el presente. Una treintena de deportistas federados integran el Helly Hansen Avientu, un club de atletismo de montaña con nombre asturiano y patrocinio noruego.
Juan Fuego representa al Avientu en doble terreno, las pistas y los despachos, ya que además de atleta es el secretario del club, fundado en diciembre de 2008. Es de Pola de Siero y asegura que la entidad «se formó en Gijón, porque la mayoría eran de allí, pero ahora también tenemos atletas en Pola de Laviana y en Lugones, y gente fuera de Asturias por trabajo, en Huesca o Vitoria».
Cada cual decide a qué nivel quiere competir y la elección va desde la disputa de pruebas de un día en Asturias hasta otras de mayor altitud, como la Transalpine, una carrera de ocho etapas en los Alpes italo-austriacos que se desarrolla en setiembre y en la que este año participarán cinco de los 'avientos' (tres hombres y dos mujeres).
Juan derivó hacia el deporte de las carreras de cumbres «de una forma rara. Jugaba al fútbol-sala, me marché a Portugal a trabajar como enfermero y lo dejé todo. A la vuelta, al tener todos los fines de semana ocupados, pensé que era mejor dedicarme a correr. En setiembre de 2005 disputé la primera carrera de asfalto, la Lastres-Colunga». Se decantó por la montaña, «una modalidad diferente que nos permite disfrutar de paisajes indescriptibles, tocar el cielo, esquivar el infierno.».
Matrimonio de atletas
Por una senda distinta llegó al Avientu la gijonesa Eva Sánchez. «Empecé a correr el año pasado. Hacía atletismo de niña, pero lo abandoné al llegar al instituto. Mi marido es corredor y un día comencé a correr yo también, tirando de las sillas con las niñas en unas vacaciones. Mi primera prueba fue la San Silvestre de Sotrondio», recuerda. Su marido es Santiago Obaya, tres veces campeón de Asturias de carreras de montaña, y sus hijas son Noa y Eni, de tres y dos años, respectivamente, las federadas más jóvenes del club. El matrimonio compagina sus trabajos y sus obligaciones familiares con la práctica del atletismo. «Se saca tiempo. Los lunes y miércoles dejamos a las crías con los abuelos y salimos juntos a entrenar. Cuando tenemos a las niñas, nos turnamos», asegura Eva. Añade que «este año haremos la locura de ir a la Transalpine. Eva Braña, que también es del club, me ofreció formar pareja con ella y acepté».
Más allá de los Alpes llegará este año Fernando González, otro gijonés aunque residente en Candás. «Yo era maratoniano de ciudad, pero llega un momento en que buscas nuevas cosas y una de las salidas es pasarte al monte», declara. Se marcó como reto personal correr un maratón (o, en su defecto, la carrera de mayor distancia que encuentre) en cada uno de los siete continentes y subcontinentes, y ya ha cubierto dos etapas: en Groenlandia el año pasado y en los campamentos de refugiados saharauis hace un par de meses. Sobre el primero de esos dos destinos, asegura que «Groenlandia siempre fue un territorio que me llamó la atención por tratarse de una isla tremenda, llena de hielo, con pocos pobladores y con población esquimal. Fue una experiencia dura, porque corrimos a quince grados bajo cero y yo iba lesionado en una rodilla. Acabé, pero sufriendo muchísimo». Lo del Sáhara, constata, «fue diferente. Creo que va a ser la carrera que más huella me deje, no tanto por la prueba en sí, sino por la experiencia de convivir una semana en los campamentos de refugiados con una familia saharaui». En octubre viajará a Asia para correr las Cien Millas del Himalaya (cinco etapas, una de ella con distancia de maratón), en la frontera indo-nepalí. Más allá, ya tiene plaza para correr en el continente blanco, la Antártida, otro de sus maratones transoceánicos.
 Artículo en EL COMERCIO

 

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