El K2, la segunda montaña más alta de la Tierra (8.611 metros) ha vuelto a imponer su ley en el terrible Karakorum. El prestigioso alpinista sueco Fredirk Ericsson perdió la vida como consecuencia de una caída en el Cuello de Botella, el pasaje más peligroso de la escalada, situado a 8.200 metros.
El dramático suceso se ha producido durante el ataque a cima protagonizado por Ericsson y la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, en el que debía ser último día de escalada. Los acontecimientos sucedieron en la jornada de ayer, después de varias horas de escalada desde que salieron del campamento 4, situado a 8.000 metros al filo de la medianoche.
En este campo situado a 8.000 metros de altura se habían concentrado los aspirantes a la cumbre más fuertes del momento, entre los que junto a la pareja, se encontraban entre otros el guía italiano Fabricio Zangrili, la polaca Kinga Baranowska.
Aunque las previsiones meteorológicas eran favorables, el viento reinante en altura y una niebla persistente, así como las temperaturas anormalmente elevadas en el Karakorum, hicieron darse la vuelta uno tras otro a todos los aspirantes a la cima. Sólo continuaron en su empeño Kaltenbrunner y Ericsson.
Tal vez eran los más fuertes del grupo. Sin duda los más ambiciosos. Sus intereses les dieron fuerza para continuar. Con 13 ochomiles en su mochila, la fortísima austriaca culminaría con el K2 la challenge de los 14, convirtiéndose en la primera en lograrlo sin oxígeno, puesto que Edurne Pasabán y Oh Eun-Sun, subieron a alguno de los ochomiles con la ayuda del precisoso gas embotellado.
Realizó los descensos de montañas como el Pico Comunismo (7.495 metros) así como el Gasembrum II y el Dhaulagiri, dos ochomiles. Asimismo descendió desde 7.000 metros de altura del Kangchenjunga y, días antes, desde los 7.800 metros en el K2.
Acarreando en todo momento todo su material, en el que incluía los esquís, Ericsson no sólo renunció en sus escaladas al controvertido empleo de oxígeno embotellado, tampoco hizo uso de las cuerdas fijas, ni de la ayuda de sherpas de altura.
Al contrario de quienes practican turismo de altura en las adocenadas rutas normales de los gigantes de la Tierra, Ericsson eligió, tal y como señaló el también desaparecido Iñaki Ochoa de Olza,“vivir un día como un tigre, en vez de toda la vida como un cordero.”
A la espera de que se confirmen las noticias, el accidente ha debido ocurrir durante la subida. El infortunado alpinista se precipitó mil metros, falleciendo en el acto. Se desconoce las causas, pero todo apunta a que fue golpeado o arrastrado por un alud de hielo, procedente del peligroso témpano de hielo situado justo encima del Cuello de Botella.
Tras el accidente, Kaltenbrunner emprendió de inmediato el descenso, completamente sola ignorándose en el momento de cerrar esta información su posición en la montaña, ni el estado físico y psicológico en que se encuentra.
Fuente
El dramático suceso se ha producido durante el ataque a cima protagonizado por Ericsson y la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, en el que debía ser último día de escalada. Los acontecimientos sucedieron en la jornada de ayer, después de varias horas de escalada desde que salieron del campamento 4, situado a 8.000 metros al filo de la medianoche.
En este campo situado a 8.000 metros de altura se habían concentrado los aspirantes a la cumbre más fuertes del momento, entre los que junto a la pareja, se encontraban entre otros el guía italiano Fabricio Zangrili, la polaca Kinga Baranowska.
Aunque las previsiones meteorológicas eran favorables, el viento reinante en altura y una niebla persistente, así como las temperaturas anormalmente elevadas en el Karakorum, hicieron darse la vuelta uno tras otro a todos los aspirantes a la cima. Sólo continuaron en su empeño Kaltenbrunner y Ericsson.
Tal vez eran los más fuertes del grupo. Sin duda los más ambiciosos. Sus intereses les dieron fuerza para continuar. Con 13 ochomiles en su mochila, la fortísima austriaca culminaría con el K2 la challenge de los 14, convirtiéndose en la primera en lograrlo sin oxígeno, puesto que Edurne Pasabán y Oh Eun-Sun, subieron a alguno de los ochomiles con la ayuda del precisoso gas embotellado.
Vivir un día como un tigre
Por su parte, Ericsson, intentaba realizar el primer descenso integral del K2, de la cima al campamento base, con esquís. Nacido en 1975, el sueco llevaba más de una década residiendo en Chamonix, la capital de los Alpes. Considerado uno de los himalayistas más importantes del momento actual, ha destacado por su estilo tan vanguardista, como original y comprometido.Realizó los descensos de montañas como el Pico Comunismo (7.495 metros) así como el Gasembrum II y el Dhaulagiri, dos ochomiles. Asimismo descendió desde 7.000 metros de altura del Kangchenjunga y, días antes, desde los 7.800 metros en el K2.
Acarreando en todo momento todo su material, en el que incluía los esquís, Ericsson no sólo renunció en sus escaladas al controvertido empleo de oxígeno embotellado, tampoco hizo uso de las cuerdas fijas, ni de la ayuda de sherpas de altura.
Al contrario de quienes practican turismo de altura en las adocenadas rutas normales de los gigantes de la Tierra, Ericsson eligió, tal y como señaló el también desaparecido Iñaki Ochoa de Olza,“vivir un día como un tigre, en vez de toda la vida como un cordero.”
A la espera de que se confirmen las noticias, el accidente ha debido ocurrir durante la subida. El infortunado alpinista se precipitó mil metros, falleciendo en el acto. Se desconoce las causas, pero todo apunta a que fue golpeado o arrastrado por un alud de hielo, procedente del peligroso témpano de hielo situado justo encima del Cuello de Botella.
Tras el accidente, Kaltenbrunner emprendió de inmediato el descenso, completamente sola ignorándose en el momento de cerrar esta información su posición en la montaña, ni el estado físico y psicológico en que se encuentra.
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario