20 oct 2010

Amsterdam Maraton


Supongo que es innato a los seres humanos el comparar y compararse. Personas, situaciones, eventos son puestos a menudo unos frente a otros para extraer, con mejor o peor intención las diferencias que hay entre éstos y aquellos.
Creo que no me equivoco si digo que existe una comparación que podemos llamar de "reafirmación" en la que buscamos sólo aquellas partes en las que salimos claramente beneficiados y alimentamos así nuestro orgullo. Por el contrario, muchas veces nos encontramos con esa "malsana" comparación, en la que el único beneficio es dejar a la parte comparada a la altura del betún sin importarnos un comino aquellos aspectos amables que pueda tener y seguro que tiene. Tanto una como la otra encajan perfectamente en el dicho de "las comparaciones son odiosas".
Pero hay un tercer tipo de comparación, aquella que sirve para medirnos y motivarnos, donde ensalzamos lo positivo de la persona o evento a comparar, y enfrentándolos sacamos unas conclusiones que nos servirán como guía, acicate e incluso camino para lograr un objetivo.
Para terminar esta pequeña introducción creo que a casi todos nos pasa que al comparar, a menudo ponderamos lo ajeno en detrimento de lo propio. A priori, parece que lo de fuera ha de ser mejor. Y muchas veces, muchas, no es verdad.

Sería presuntuoso por mi parte pretender con un tan exiguo curriculum "maratonil" como el mío dármelas de crítico y analista de Maratones, pero los cinco que ya he corrido en cinco ciudades diferentes, sí me dan por lo menos cierta entidad para poder comparar -de ahí todo el rollo de las comparaciones al inicio...-.

Amsterdam es un mito, nada más. 
Que nadie se equivoque, no es crítica, es comparación. Parecida a Vitoria aunque con más corredores, no es mejor que San Sebastián, ni mucho menos que Madrid y la verdad no le llega a la suela a Barcelona. El recorrido es bonito, bastante llano con algún sube- baja muy leve en los 12 últimos kilómetros.
Voy a los hechos:
Primero los negativos:
Mi primera sorpresa es que no había liebres. cada uno a su aire. Bastante bien organizado el tema de colocar a la gente en sus "cajones", identificados por la pulsera de tiempos. -cada una de un color según el tiempo que marcaste en la inscripción. Puntualidad británica en la salida.
Avituallamientos escasos. Sólo isotónica y agua extraida directamente de las tuberías de riego y transportada a las mesas de avituallamiento en calderos. En los últimos kilómetros, plátanos agua e isotónica: La casa por la ventana !!!
Algún kilómetro mal, malísimamente medido. No pasa nada, no fueron muchos.
Al acabar la carrera, medalla y un trozo de plátano y una botella de zumo. Se acabó. Creo que pelín escaso.
Ahora los positivos:
Muchísimas cabinas higiénicas e incluso migitorios portátiles. -Nunca los había visto. La higiene ante todo: Un 10.

Perfecta organización, tanto en la entrega de dorsales como en la carrera misma. Ninguna queja.
Muchas personas amimando, muy buen ambiente.
Estupendo recorrido, muy bonito y dentro de lo que es un Maratón de asfalto muy variado y entretenido.

Como conclusión sacaría que sí merece la pena ir a Amsterdam a sufrir un poquito, aunque si eres un tipo purista y cañero quizás no sea éste tu Maratón.

En cuanto a lo mas mundano, pues no sé. Si lo llego a haber pillado hace veinte años, seguro que no hubiera llegado a la salida. Hubiese amanecido en algún coffe shop con los ojillos vidriosos, hilillo de baba por la comisura de los labios y sonrrisa bobalicona en la tez, o bien en los amorosos brazos de alguna meretriz ya entrada en carnes y con sus mejores tiempos pasados ya rn el Barrio Rojo o quizás flotando panza abajo en algún mugriento canal de la ciudad antigua, entre hojas muertas y botellas de Heineken vacias balanceándose como barcas a la deriva. Me imagino la escena, como una peli de serie negra, flotando en el Keizersgracht, con mis New Balance con los cordones desabrochados, aún a medio gastar, mi sempiterna camiseta de "los Maratones" amarilla fosforito, regalo de una ONG en la Maratón de Vitoria. Mis pantalones piratillas  rasgados por una lucha sin cuartel y a la policía holandesa intentando descifrar el extraño logotipo que luce en el cuádriceps. Al fin y al cabo finales románticos, quizás tan épicos como acabar una Maratón.
Pero en ese punto tendría 20 años, la vida por delante y una insensatez digna de un inmaduro post adolescente, para el cual el mundo sólo tiene las fronteras de las propias inseguridades. Un mundo abierto sin fin, sin límites y casi seguro que sin futuro. Pero eso a los veintipocos.... ¿Que importancia tiene?



Sólo me resta decir, en lo personal, que como ya sospechaba, iba algo corto de kilómetros en asfalto. A partir del kilómetro 25 me empezó a molestar el abductor izquierdo, luego algo la planta del pié, y llegué a meta bastante dolorido.
Salvo en San Sebastián que traté de hacer marca, voy a todos los maratones con la intención de acabarlos en 3:30. Si voy bien entrenado, ni me entero, si voy justo, pues sufro un poquito. Esta vez con sólo 3 semanas de entrenamiento en asfalto tocaba apretar los dientes y sufrir.

4 comentarios:

  1. Bonita crónica Guti.
    Me parecio de una sutileza exquisita...

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  2. Que suerte!!! corriste con Bob Esponja!!!
    y otra cosa... menos mal que no tienes 20 años, que haríamos marimar y yo sin nuestro gutín...

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  3. Bob Esponja y yo somos grandes amigos, aunque últimamente Patricio se está inteponiendo en nuestra amistad...

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  4. Bonita escena que describes, la del canal digo. Esa imagen con voz en off hablando, parece el principio de una peli de cine negro, que luego te va contando como llego hasta ahí.
    Y los mingitorios, yo los tengo visto en festivales y en las fiestas de Bilbao ya hace años, son muy comodos.

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