21 dic 2010

Tengo miedo a la rutina


En agosto de 2006, durante una demostración en las montañas de Suiza, el paracaídas de Karina Hollekim no se abrió. La especialista noruega del salto base —modalidad del paracaidismo que consiste en saltar desde un punto fijo— se estrelló contra el suelo a unos cien kilómetros por hora. Perdió más de tres litros de sangre en 45 minutos.

Aunque su columna y el cráneo quedaron intactos, las 25 fracturas en ambas piernas le auguraban un futuro en silla de ruedas y un adiós definitivo a su vida como estrella del deporte extremo. Hasta que unos médicos le dijeron que no podría volver a caminar y ella se empeñó en demostrarles que se equivocaban. Incluso ha vuelto a esquiar.
"He pasado por 20 cirugías. En cada una, entrenas para estar mejor y vuelves a empezar al pasar por el quirófano. Es difícil mantener la motivación y cree que un día puedes volver a la montaña. Pero al mismo tiempo mis amigos me mandaban cartas de todo el mundo diciendo 'aquí te esperamos", explica durante su visita fugaz a Vitoria. Durante la recuperación, se prohibió a sí misma pensar en el futuro y fue troceando el desafió en pequeños objetivos que podía cumplir todos los días, como pasar de la cama a la silla de ruedas sin ayuda.

Su vida es el hilo conductor del documental 20 seconds of joy [20 segundos de alegría], realizado por Jens Hoffman e incluido en la tercera edición del Festival de Cine de Montaña de Vitoria. Durante una hora, el espectador bucea en la historia de esta joven noruega que encontró su razón de ser saltando con paracaídas desde los más bellos acantilados del planeta. "No lo hacemos solo por la adrenalina: tienes que ir a lugares remotos, subir la montaña durante horas, disfrutar del silencio... no puedes hacer lo que quieres, sino lo que la montaña quiere que hagas. Es como un baile con la naturaleza". Es uno de los deportes extremos más peligrosos del mundo: tarde o temprano algún amigo termina muriendo y las lesiones son cuestión de tiempo.
Cuando ella tenía cuatro años, su madre sufrió daño cerebral permanente tras un accidente y perdió la memoria a corto plazo. Se crió con su padre, que acostumbraba llevarla a hacer montañismo y esquí. La película intenta explicar, con testimonios de su círculo más cercano e imágenes de acantilados que quitan el aliento, por qué Hollekim huyó del tedio de una vida normalizada. "Le tengo miedo a la rutina, a un trabajo de nueve a cinco. Tal vez por eso me escapo a las montañas. Allí me siento completa".
El festival, celebrado en el Palacio de Congresos Europa busca a través de historias como esta difundir los valores y la cultura de la montaña. Abrió sus puertas el pasado lunes y seguirá abierto hasta el próximo martes. Cuenta con un presupuesto de 98.000 euros e incluye varias actividades paralelas, como charlas en colegios, exposiciones fotográficas, charlas en colegios o espectáculos de teatro vertical en el centro histórico.
Fuente: El Pais.com

1 comentario:

  1. Es increíble lo de esta mujer... Luego nos quejamos los demás por alguna que otra "molesta" lesión...

    Un saludo..

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