1 nov 2009

Charles Houston, padre de la medicina de altura



Para Charles Houston, fallecido el 27 de septiembre en su casa del Estado de Vermont, no bastó con intentar ser un héroe y batir récords. Quiso ir más allá. Experto alpinista, en 1953, el mismo año en que el ser humano puso pie en el Everest, intentó coronar el K-2, la segunda montaña más alta del mundo, y sufrió la dramática pérdida de un miembro de su expedición, el geólogo Art Gilke. Posteriormente, se dedicó a la medicina de altura, dejando un legado de vital importancia para los amantes del montañismo.
Ni Nepal, ni Tíbet, ni Pakistán, ni India le permitieron en 1953 el uso de sherpas experimentados. Con su temeraria expedición, ante la naturaleza desbocada, acampó a 7.900 metros de altitud, a unos 900 de la cumbre. Una gran tormenta de nieve arrasó su pequeño campamento en una estrecha cornisa. Una flebitis y un coágulo en la pierna de Gilkey le obligó a ponerse en marcha, ya que estimó que podría pasar pronto a los pulmones.
Más allá de la cumbre
En su intento de escapada, ante la formidable bravura del K-2, los hombres resbalaron. Uno pudo clavar su piolet en el hielo, y les salvó de la muerte segura. Gil-key se quedó colgando, enrollado en una tienda de campaña. Una avalancha se lo llevó y Houston lloró su muerte por muchos años. Narró la gesta en su libro K-2, la montaña salvaje, donde afirmaba: "En grandes montañas, todo el propósito se concentra en una sola cosa y, aun así, no sólo la cumbre es el éxito, el intento es satisfactorio en sí mismo".
Sin embargo, no lo volvió a intentar. Centró su vida en analizar las enfermedades causadas por la extrema altura. Nacido en Nueva York en 1913, se había licenciado en Medicina por la Universidad de Columbia. Sirvió en la Marina durante la II Guerra Mundial.
Fue el primero en documentar la acumulación de líquido en los pulmones en situaciones de cambio drástico de presión, el edema pulmonar de altitud, una complicación del mal de altura que puede ser mortífera si el alpinista no se retira a cotas más bajas en pocas horas. También fue pionero en diagnosticar retinopatía severa en alpinistas, una hemorragia en el ojo que lleva a la pérdida de agudeza visual. Además, dirigió la misión en la India de Peace Corps, la organización de voluntarios del Gobierno federal estadounidense. Posteriormente, en Washington, ayudó a fundar la división médica de esta organización, que ha prestado servicio en 139 países.
Fue gran amigo de Robert McNamara, y secretario de Defensa de los presidentes John Kennedy y Lyndon Johnson. Practicó medicina, dio clases en la Universidad de Vermont y siguió experimentando. Su vida fue heroica y un legado muy valioso para los alpinistas del mundo. El Pais
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