7 feb 2010

¿Tiene Vd. hora?


Entre los muchos puntos de inflexión que en nuestra existencia nos encontramos hay uno casi universal. Aquellos que estamos en la eufemísticamente llamada "mediana edad" pasamos por un momento que supuso el antes y después en nuestra vida. Tan felices estábamos en un limbo de adolescencia madura viviendo las mieles de una eterna juventud, con preocupaciones banales, cuando un mocoso o mocosa se acerca a nosotros y nos pregunta: ¿Tiene vd. hora?. Ese trato de respeto de quien mira al contrario como una persona mayor y madura sienta como una daga en el ánimo. A partir de ese trance dejas atrás una etapa más o menos feliz, donde las cosas no corrían prisa, donde las responsabilidades podían ser disueltas en el éter de la inconsciencia juvenil. Ahora eres ya un señor (con minúscula, ya que el derecho a ser Señor no es dado por la edad o la cuna, sino por la educación y la actitud) o señora. Abandonamos el mundo del Principito y de Juan Salvador Gaviota para entrar en la realidad de la familia, los hijos y Hacienda (con mayúscula no vaya a ser que...).
Es verdad que todos conocemos a esos dichosos (por felices) seres con el síndrome de Peter Pan que de forma hábil van sorteando todas las responsabilidades que el mundo adulto te obliga a asumir. ¡¡Felices ellos que no crecen!!
Esta pequeña introducción viene, atrapada entre alfileres, a una sensación que sentimos este sábado cuando corríamos por la Senda del Oso. El tramo sobre el cual entrenamos transcurría desde el cercado de los osos al lado de Proaza hasta algo más arriba de Vega, casi llegando a Bárzana, pasando por Valdemurio, en el concejo de Quirós.
Este segundo tramo de la senda es quizás menos transitado, algo más abandonado y seguro más agrestre que el resto. Los túneles, muros de mampostería que tratan de sujetar unos taludes imposibles, los árboles y la ausencia de gente, me incitan a pensar en cómo sería esta zona hace 100 años. Los trenes mineros, los lugareños trabajando casi por la comida, y como decía Manolo con un equipo de seguridad consistente en una buena boina y una estupendas zapatillas de esparto.
En su momento nos cruzamos con un hombre que rondaría los 80 años que apoyado en dos bastones andaba por lo que fué antigua vía minera, viendo correr a unos ociosos. ¡¡Cuánto habrá trabajado ese hombre!!. Después de la mina, el ganado, la huerta...

El sábado hubo poca participación. Sólo un par de esforzados maratonianos y Manuel, sin duda gran promesa en el mundo de Filípides. Nos planteamos la subida con calma, tranquilamente pasamos Proaza, entramos en los túneles. En esta zona, por la arboleda, las peñas que rodean la senda y los túneles, los gps pierden señal por un buen rato. El paisaje es magnífico. Al lado del río Trubia hace un par de años un automovilista se encontro un "esbardu" perdido, lo que nos indica el tipo de paisaje y orografía que compone la zona.

En Caranga la ruta se divide hacia Santa marina y hacia Teverga. Tomamos la primera y seguimos subiendo entre el río y la carretera general. Después de una empinada subida, llegamos a Valbemurrio, donde giramos a la derecha y cruzamos el embalse por una pasarela de madera.
Este tramo, según reza un cartel en Valdemurrio, es la antigua traza de un tren minero que entró en funcionamiento en el año 1884, con un ancho de vía de 0,75 metros y una pendiente máxima en algunos tramos del 3%. Era su función la de transportar cok desde las baterías de hornos de Santa Marina hasta los hornos de fundición de hierro de La Fábrica. La vía contaba contaba en Quirós con dos estaciones: La de Torales en la Fábrica y la de Veiga, aunque sólo se llegó a prestar el transporte de mercancías y viajeros durante un corto período coincidente con la guerra civil, a pesar de los acuerdos y promesas suscritos inicialmente. La senda transcurre a partir de Valdemurio por la antigua caja del ferrocarril, salvo el tramo cubierto por la construcción del embalse en 1968, y algún otro tramo coincidente con la carretera As-229.
Seguimos entre castaños, robles y bosques de ribera. Un auténtico paraiso de naturaleza y tranquilidad. En Villaorilla pasamos al lado de una minicentral eléctrica cuya captación de agua está aguas arriba, en Vega. A la derecha, arriba vemos Toriezo. Los gps no están muy sincronizados y hay alguna diferencia de distancia. Decidimos pecar por exceso y hacer caso del mío, el que menos distancia marca y cumplir los 15 kilómetros.
Quedamos a escasamente a 1,6 kilómetros de bárzana.

Damos la vuelta y empezamos a apurar el paso, dicho sea de paso, aprovechando la favorable pendiente. A esta hora sí nos encontramos con algún turista paseando y grupos más o menos numerosos de ciclistas.
Sin novedad y después de 2:45 hrs, 1042 metros de desnivel de subida y aproximadamente 31 kilómetros llegamos al cercado donde estiramos y nos hidratamos adecuadamente.

La ruta en el Wiki:

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