16 mar 2011

Entrevista en Desnivel a Salva Calvo

El intrépido leonés ha terminado segundo en el último maratón del Lago Baikal, prueba que ningún español había completado antes. Ahora su siguiente objetivo es correr una carrera de 600 kilómetros en Australia. Hablamos con él para que nos cuente su experiencia en el hielo.
Didier S. Montes Kienle

Namibia, China, Brasil, Rusia… así podríamos seguir durante un buen rato para enumerar todos los sitios en los que ha competido Salva Calvo. Recién llegado de Siberia, donde estuvo esquiando, hablamos con él para que nos cuente cómo fue su primera experiencia corriendo sobre un lago helado, de cuáles son sus próximos objetivos, entre los que se encuentran Australia, Rusia y Mongolia y de su filosofía de vida, como persona y como corredor.


¿Cómo fue tu experiencia en el Maratón del lago Baikal?
Pues lo que más recuerdo es que hacía mucho frío; aunque ya contábamos con ello, me dio mucha impresión lo bajas que eran las temperaturas. Fuimos unos días antes, para ir aclimatándonos a las condiciones y lo primero que nos preguntamos fue que cómo se podía correr por una zona tan inhóspita. Correr en si no era tan difícil, pero sí muy duro.
Has corrido en la jungla, en parajes africanos, en China… ¿Qué diferencia a esta prueba de las que has corrido antes?
El frío extremo que hay. No sabes qué ropa ponerte, si vas a aguantar el frío, si vas a tener problemas por llevar pocas capas, si se te van a congelar los pies... A pesar de entrenar con frío en León, no es comparable con lo que te encuentras allí.
¿Te entrenas igual para todas las carreras?
No. Este era una carrera corta, por lo que no había metido tanta carga de kilómetros. Llevaba un tiempo dedicado a otras actividades, como el esquí. Los entrenamientos no habían sido ni largos ni intensos. De hecho, creo que llegué un poco justo de entrenamiento. Iba con pretensiones de bajar el tiempo que había, pero dadas las condiciones, eso era imposible.
¿Sigues algún criterio a la hora de elegir las carreras en las que participas?
Ahora mismo no. Sólo busco que me atraiga, que me llame la atención. Ahora mucha gente me llama o me manda correos para informarme de nuevas pruebas. Voy mirando y si alguna tiene algo que me llama la atención, me lo planteo.
Lo que busco son carreras duras, extremas, exóticas, que tengan un componente importante de reto y que suponga alguna dificultad geográfica o meteorológica que me llame la atención.
De todas las carreras que has disputado, ¿te quedas con alguna en particular?
La verdad es que casi todas tienen encanto, algo que llama la atención. Alguna siempre te viene a al cabeza primero, como la de Vietnam, Namibia, China… Tienen un punto más que el resto, pero no tengo ningún mal recuerdo de ninguna.

En estas carreras, ¿vas buscando resultados o experiencias?
Experiencias. Los resultados son secundarios, porque el objetivo es acabarlas y saber que lo has dado todo durante la prueba. Acabar una prueba así, que cada vez las ponen más duras y más largas, tiene un mérito increíble. El resultado lo ve más la gente de fuera que los que corremos. Muy pocas veces se piensa en los resultados. Lo importante es acabar pensando que has dado el máximo, aunque siempre piensas que podías haberlo hecho un poco mejor.
¿Cuál es tu objetivo para el Chimes-Dolpo del Annapurna?
Acabar. Casi no he mirado nada de esta prueba, porque es a final de temporada. El mes que viene me voy a Australia y es lo que tengo en la cabeza. De la prueba del Annapurna sé que es larga, dura y con la altitud. Hace unos meses estuve entrenando en Perú, en collados a más de 5.000 metros y sentía que, al intentar correr, los pulmones me estallaban. Iré 10 días antes para aclimatar.
¿Qué mas carreras tienes pensado correr esta temporada?
En abril me voy a Australia, a The Track, de 600 kilómetros. Después me parece que voy a Andorra, a la Vallnord. Luego quería hacer una en Rusia, en el Monte Elbrus, pero no sé si se podrá celebrar, por problemas políticos.
La gente que ha hecho la Baikal va a organizar una carrera de 300 kilómetros entre Mongolia y el lago Baikal. Estoy pendiente de esta carrera. Por último, voy al Annapurna
Competir en lugares tan lejanos no será fácil económicamente hablando ¿Tienes muchas ayudas para competir?
Los apoyos de material son importantes, como los de Salomon, Power Bar, Adidas y el Grupo Fisioclínicas que me mantienen a tono. A nivel de ayudas económicas, éstas llegan con cuentagotas; no me da ni para el avión, pero esto no se hace por dinero.
Lees muchos libros de filosofía y psicología ¿ayuda a que las piernas vayan mejor?
Sí, sobre todo a nivel mental, porque en estas pruebas el 75% es mental. Es la cabeza la que empieza, tras tantas horas corriendo, a dar vueltas a todo; la que te hace dudar de qué haces en ese sitio.
También me ayuda a mantener los problemas cotidianos más alejados de mi mente. Estos problemas los veo de una manera diferente que el resto de la gente.
También has llegado a asegurar que cuanto más sufres, más disfrutas…
Haces del sufrimiento un modo de vida. En las competiciones sufres desde que sales hasta el final. En los entrenos también buscas un poco el sufrimiento: en una bajada, en subidas, arriesgas en un tramo… Algo que cuando llegues a casa pienses que has hecho un esfuerzo por mejorar. Algo con lo que sufra casi todos los días para sentirme satisfecho.
 Desnivel

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